No son buenos tiempos para un mini, que no levanta cabeza. Después de una temporada difícil, cuando las cosas empezaban a salir y los entrenos estaban empezando a dar su fruto, cuando la disputada clasificación del EYOC estaba cerrada, cuando solo quedaba ir a Granada y cumplir con la asistencia a la carrera, todo, absolutamente todo se tuerce, se desploma y te hunde en la miseria. Toda la temporada, es decir, meses de trabajo, se pueden ir al traste en milésimas de segundo. Un descuido, un fallo en la concentración, una piedra, un..., un a saber que, hace que te caigas al suelo gritando de dolor.
Vas corriendo, escuchas un crak, te caes sin poder remediarlo, gritas del dolor, te asustas, no quieres mirar el tobillo y finalmente lo miras, y dices no puede ser, ahora no. Solo han pasado 5 segundos de la caída y tienes el tobillo que prefieres no volver a mirarlo de nuevo.
Falta un mes para tu último EYOC, y tú, te acabas de hacer un esguince. Te surgen pensamientos contradictorios y, por supuesto, muy pocos son positivos. Algunos médicos te asustan, otros simplemente te mandan reposo, unos dicen A, otros B, otros H, pero, y tú, ¿qué dices? Pues que vas a decir, nada porque tu cabeza está hecha un lio y precisamente no está pensando en lo que te dicen, sino en cómo recuperarlo lo más rápido posible. Tú, simplemente quieres llegar en buena forma a tu último EYOC, porque si la forma no es buena no merece la pena ir para arrastrarse. Todo el mundo te vuelve loco, cada uno dice una cosa. Eso sí, todos absolutamente todos coinciden en una cosa: tú llegas, seguro que llegas, y claro tú te emocionas, incluso, pareces feliz pero, por dentro, tu cabeza que es sabia, sabe de sobra que...si no luchas, no llegas.
PD: gracias a todos por los ánimos y sobre todo a los fedoboys, esa gran familia.
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